Murmures

Entrevista a Osvalde Lewat-Hallade
juillet 2013 | Sortie de film, livre, album… | Cinéma/TV | Cameroun
Source : Wiriko

Français

Autora: Beatriz Leal Riesco /// Wiriko

English

Osvalde Lewat-Hallade (Camerún, 1976) es uno de los nombres destacados del cine africano a nivel internacional. Reconocida como una de las directoras de documental más rupturistas de los últimos años, se encuentra en la actualidad a punto de dar el salto a la ficción. Poco después de asistir a la 29 edición del Festival de cine africano Vues d’Afrique en Montreal y de pasar por Nueva York para celebrar el 20 aniversario del African Film Festival en la gran manzana, mantuvimos una conversación sobre su trayectoria profesional, su praxis fílmica y sus retos futuros.

Beatriz Leal Riesco: Recientemente regresaste a Canadá después de más de diez años, invitada por el festival Vues d’Afrique para mostrar una retrospectiva de tus películas. Tras formarte y trabajar como periodista, te trasladaste a Canadá para estudiar los rudimentos del lenguaje cinematográfico. ¿Cómo te sentiste al regresar al país donde empezó tu carrera de directora?

Osvalde Lewat-Hallade: Canadá me propuso realizar una retrospectiva de mis películas y, además, entregarme un premio en honor al conjunto de mi trabajo. Este hecho me emocionó sobremanera. Regresar al lugar donde comencé y realicé mi primera película, es simbólicamente importante. En el momento que me hicieron llegar la propuesta de recibir este premio por mi trabajo, me pregunté si no era un poco prematuro. Finalmente, decidí aceptarlo ya que, si bien una no realiza películas para recibir premios, se trata, sin embargo, de la señal de que el trabajo que realizas le habla al público, a la audiencia, y es valorado por algunas personas. Es el combustible para seguir adelante.

B: Tu película novel trataba del pueblo amerindio del Canadá. Poco después, te desplazaste a tu país de origen (Camerún), posteriormente al Congo e incluso has llegado hasta la frontera palestino-israelí para filmar tus documentales. Tus películas han sido consideradas políticas, controvertidas, críticas, urgentes… ¿Qué opinas de estas etiquetas? ¿Cuáles son las motivaciones que te llevan a elegir un determinado tema y trabajar con él?

O: Esta necesidad de clasificar proviene de otros. Tales etiquetas no me molestan, aunque tampoco las reivindico. Me siento como aquel que pone su mirada sobre las cosas y quiere compartir esa mirada con el mayor número de personas posible. Disfruto parándome en las situaciones en las que la mayoría de la gente no tiene interés de hacerse eco. Me interesan las personas al margen, aquellas que no pueden hacer oír su voz, su causa. A veces, ante una situación que encuentro injusta, intolerable, me siento ante la obligación de tomar la cámara. No he conceptualizado mi relación con el cine o el documental antes de comenzar a realizarlo sino que sigo mis sentimientos y esa agitación interior que me empuja a remar contra corriente cuando noto que es indispensable. No soy una cineasta militante. Comprometida, quizás… Si fuese absolutamente necesario encontrar una palabra para definir el conjunto de mi trabajo, esa palabra, sin duda, me describe más que ninguna otra. Hoy, con la perspectiva que da la distancia, con el paso del tiempo, me doy cuenta de que mis películas forman un conjunto. Existe un hilo rojo que atraviesa mi trabajo, y este hilo rojo es mi negativa a desviar mi mirada, mi negativa a callarme cuando sé que es mi deber intervenir en un debate y aportar un enfoque particular. Nunca me levanto por la mañana diciéndome, « mira, hoy, me voy a comprometer ». Todo surge con naturalidad, casi de manera intuitiva.




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Español

Osvalde Lewat-Hallade (Camerún, 1976) es uno de los nombres destacados del cine africano a nivel internacional. Reconocida como una de las directoras de documental más rupturistas de los últimos años, se encuentra en la actualidad a punto de dar el salto a la ficción. Poco después de asistir a la 29 edición del Festival de cine africano Vues d’Afrique en Montreal y de pasar por Nueva York para celebrar el 20 aniversario del African Film Festival en la gran manzana, mantuvimos una conversación sobre su trayectoria profesional, su praxis fílmica y sus retos futuros.

Beatriz Leal Riesco: Recientemente regresaste a Canadá después de más de diez años, invitada por el festival Vues d’Afrique para mostrar una retrospectiva de tus películas. Tras formarte y trabajar como periodista, te trasladaste a Canadá para estudiar los rudimentos del lenguaje cinematográfico. ¿Cómo te sentiste al regresar al país donde empezó tu carrera de directora?

Osvalde Lewat-Hallade: Canadá me propuso realizar una retrospectiva de mis películas y, además, entregarme un premio en honor al conjunto de mi trabajo. Este hecho me emocionó sobremanera. Regresar al lugar donde comencé y realicé mi primera película, es simbólicamente importante. En el momento que me hicieron llegar la propuesta de recibir este premio por mi trabajo, me pregunté si no era un poco prematuro. Finalmente, decidí aceptarlo ya que, si bien una no realiza películas para recibir premios, se trata, sin embargo, de la señal de que el trabajo que realizas le habla al público, a la audiencia, y es valorado por algunas personas. Es el combustible para seguir adelante.

B: Tu película novel trataba del pueblo amerindio del Canadá. Poco después, te desplazaste a tu país de origen (Camerún), posteriormente al Congo e incluso has llegado hasta la frontera palestino-israelí para filmar tus documentales. Tus películas han sido consideradas políticas, controvertidas, críticas, urgentes… ¿Qué opinas de estas etiquetas? ¿Cuáles son las motivaciones que te llevan a elegir un determinado tema y trabajar con él?

O: Esta necesidad de clasificar proviene de otros. Tales etiquetas no me molestan, aunque tampoco las reivindico. Me siento como aquel que pone su mirada sobre las cosas y quiere compartir esa mirada con el mayor número de personas posible. Disfruto parándome en las situaciones en las que la mayoría de la gente no tiene interés de hacerse eco. Me interesan las personas al margen, aquellas que no pueden hacer oír su voz, su causa. A veces, ante una situación que encuentro injusta, intolerable, me siento ante la obligación de tomar la cámara. No he conceptualizado mi relación con el cine o el documental antes de comenzar a realizarlo sino que sigo mis sentimientos y esa agitación interior que me empuja a remar contra corriente cuando noto que es indispensable. No soy una cineasta militante. Comprometida, quizás… Si fuese absolutamente necesario encontrar una palabra para definir el conjunto de mi trabajo, esa palabra, sin duda, me describe más que ninguna otra. Hoy, con la perspectiva que da la distancia, con el paso del tiempo, me doy cuenta de que mis películas forman un conjunto. Existe un hilo rojo que atraviesa mi trabajo, y este hilo rojo es mi negativa a desviar mi mirada, mi negativa a callarme cuando sé que es mi deber intervenir en un debate y aportar un enfoque particular. Nunca me levanto por la mañana diciéndome, « mira, hoy, me voy a comprometer ». Todo surge con naturalidad, casi de manera intuitiva.


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