Cine etíope : ¿una nueva ola?

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Entrevista de Olivier Barlet con jóvenes cineastas etíopes: Yamrot Nigussie, Hiwot Admasu Getaneh, Hermon Hailay, Adanech Admasu et Daniel Debebe Negatu
Encuentro durante la 67ª edición del Festival de Cannes con cinco jóvenes cineastas etíopes que acudieron al evento en el marco del programa « Adis to Cannes » : una oportunidad para estudiar de más cerca el joven cine en Etíope.

O.B.: ¿Qué es lo que os ha juntado aquí en Cannes?
Organización: Es un programa puesto en marcha por dos asociaciones: la EFI (Ethipian Film Initiative – la Iniciativa de Cine Etíope) y la IEFTA (International Film Talent Association – la Asociación del Talento Cinematográfico Internacional). Ofrece la oportunidad a jóvenes directores etíopes de asistir al Festival de Cannes para conocer otros directores, productores y para encontrar distribuidores. Esta iniciativa tiene como objetivo permitir que la películas etíopes puedan acceder al mercado internacional, pero también el de llamar la atención sobre los directores etíopes.
O.B.: ¿Para recordar al mundo que existe un cine etíope?
Organización: Exactamente.
O.B.: Es la tercera edición del programa.
Organización: Sí, pero es un año particular. Es la primera vez que mujeres asisten al festival. Este año tenemos a 4 mujeres, eso está bien.
O.B.: ¿Antes solo había hombres?
Organización: Sí, había 6 hombres. Ha sido un año verdaderamente apasionante para nosotros. Hemos recibido muchísimas candidaturas este año. De hecho más por parte de mujeres que por parte de hombres. Nunca había pasado antes. Por otro lado, las críticas de los proyectos de los directores han sido muy buenas. Hermon realizó tres películas; ella trabaja ahora en un cortometraje y prepara al mismo tiempo otro largometraje que hará una transición entre el documental y la ficción. Hay una gran diversidad de directores aquí. Entonces pueden aprovechar esta ocasión para entender el funcionamiento de la distribución y de la financiación. Creo que esto les abrió los ojos sobre muchas cosas.
O.B.: ¿Piensa que el cine etíope puede exportarse? Para Ud., ¿es más una producción local o hay películas destinadas para el mercado internacional?
Organización: Yo creo que son ambas cosas. El apoyo del público local es necesario para poder extenderse a escala internacional. Han trabajado muy duro para ello y la próxima etapa será la de exportarse. Esto es el orden lógico de las cosas para los realizadores.
O.B.: Yamrot Nigussie, Ud. ha dirigido documentales y telefilmes, y trabaja actualmente en una película que habla de una criada etíope de 22 años que vuelve de Arabia Saudí, donde las condiciones de trabajo eran muy difíciles. ¿Por qué ha elegido este tema?
Y.N.: Es una referencia en nuestro país. Muchas mujeres jóvenes se van a Arabia Saudí donde tienen que enfrentarse a la violencia y luego vuelven a su país natal.
O.B.: ¿Es un problema importante en su país?
Y.N.: Sí.
O.B.: La película parece profundamente anclada en la realidad: ¿es un documental, un docu-ficción o realmente una ficción?
Y.N.: Es un docu-ficción
O.B.: Ha realizado documentales y telefilmes. ¿Cuál es vuestro género favorito?
Y.N.: He hecho documentales sobre diversas organizaciones y sus actividades. También he realizado telefilmes que tratan de problemas de sociedad, como la corrupción, el VID y el SIDA. Todos han sido producidos por nuestra productora.
O.B.: ¿Es posible en Etiopía realizar películas que traten de la corrupción? ¿No cuesta problemas mostrar la corrupción en la televisión?
Y.N.: No, no es un problema. He producido estas películas con la colaboración del gobierno.
O.B.: ¿No hay censura?
Y.N.: No.
O.B.: Hiwot Admasu Getaneh, tiene un « enfoque experimental » hacía el cine. ¿Qué significa?
H.A.G.: Soy una autodidacta. Experimento rodando mis películas e intento aprender a lo largo del proceso de realización. El proyecto de cortometraje que traje conmigo será mi próxima obra.
O.B.: Habla de Selam, una muchacha de 13 años que descubre su sexualidad en una sociedad muy conservadora.
H.A.G.: Este cortometraje es una historia de paso a la edad adulta y Selam es la protagonista de la película. Tiene 13 años y vive en una zona rural. Una mañana descubre su sexualidad y tiene que entender qué es esta nueva sensación. Nadie le ayuda en su entorno. Entonces tiene que luchar, porque de ella se espera que sea una muchacha tranquila y reservada. La película muestra las dificultades que tienen las mujeres para asumir su feminidad.
O.B.: Es un tema muy íntimo y muy social al mismo tiempo.
H.A.G: Efectivamente. Es un proyecto audaz y muy personal también. Está inspirado en algo que he vivido: en Etiopía no se puede mostrar ninguna señal de sexualidad, con 13 años o con la edad que sea. Quería celebrar lo que es para mí un magnífico cambio en la vida de una mujer joven. Es la razón por la cual hice esta película.
O.B.: Hermon Hailay, Ud. es famosa por ser una de las directoras y guionistas más importantes en Etiopía. ¿Puede contarnos un poco más sobre Ud.? ¿Y sobre su experiencia?
H.H.: Bueno, soy directora. Ese es el oficio de mis sueños, me encanta realizar películas y he pasado los 10 últimos años de mi vida haciéndolo. He dirigido dos largometrajes que ya se estrenaron en Etiopía y estoy trabajando actualmente en el tercero.
O.B.: Ya se puede hablar de carrera. ¿Empezó hace mucho tiempo?
H.H.: Sí. Era adolescente. Después ingresé en una escuela de teatro y seguí con una formación de cámara y montaje en vídeo en Addis-Abeba. Después realicé programas cortos para la televisión etíope. Finalmente he dirigido largometrajes.
O.B.: Su tercer proyecto es un largometraje que cuenta la historia de un joven taxista de Addis-Abeba que se hunde en el « lado oscuro del amor » y por eso le roban su taxi. ¿Qué es el « lado oscuro del amor »?
H.H.: Esto significa que a veces el amor interfiere con nuestra vida, con nuestro pasado, con nuestra historia. El protagonista es hijo de una prostituta. Es lo que le lleva hacía el lado oscuro del amor. Se ha criado en el contexto de la vida de las prostitutas. No tiene una muy alta opinión del amor. Y además, lucha para sobrevivir desde el fallecimiento de su madre. Conduce un taxi para ganarse la vida, el tipo de pequeños taxis que se ven en la ciudad. Su taxi representa todo para él. Mientras trabaja conoce a una magnífica prostituta y se enamora de ella, pero por su culpa le roban su taxi. Se encuentran entonces los dos obligados a buscar su taxi.
O.B.: ¿El « lado oscuro » significa entonces la pérdida de control?
H.H.: Sí, tiene que salvarla si quiere hacer de ella su esposa, o por lo menos su novia. Es el lado oscuro del amor.
O.B.: Adanech Admasu, es Ud. una de las directoras de documentales más experimentadas. ¿Puede contarnos un poco más sobre Ud.?
A.A.: Sí, vengo del documental. Hace 7 u 8 años que enfoco mi trabajo en los problemas sociales. Mi profesor trabajaba en la BBC en Yorkshire. Me interesan mucho los problemas de las mujeres por mi propia experiencia. He hecho películas sobre la mutilación, el matrimonio precoz, asuntos de salud, el VIH y otros temas también. Me interesa más el documental y la docu-ficción. Mi nuevo proyecto está también basado en una historia real. Busco dinero para desarrollarlo. Me gustaría trabajar con profesionales del cine esta vez. Viajé a Nairobi y en el Masái Mara donde conocí una masái llamada Helen Nukrea. La película se basa en su historia. Tenía 9 años cuando le mutilaron los órganos genitales. Con 10 años su familia le obligó a casarse. Ella huyó y encontró refugio en la Iglesia católica. También ha tenido que mendigar, porque no quería casarse, y menos aún volverse madre. La Iglesia católica le ayudó, incluso dio una vaca a su familia en compensación del dinero que contaba recibir por parte del que iba a ser el marido de Helen. Luego ingresó un internado y al terminarlo volvió a su pueblo. Esta historia me ha inspirado mucho. He intentado novelarla y creo que lo he conseguido, a pesar de haberlo hecho todo sola. Esta mujer es una especia de embajadora de la causa femenina en el mundo, no es una mujer egoísta. Con nada fue a ayudar a los habitantes del pueblo. Es maestra y ha construido una escuela maternal y un colegio. Conoce muy bien los problemas de las muchachas y de las mujeres y lucha para ayudarlas. Hoy en día hasta el gobierno la apoya. No solo es importante para mí y para Etiopía, sino para el mundo entero. Está muy comprometida. No tiene ni hijos ni casa. Es simplemente feliz de vivir y muy orgullosa de sus orígenes masáis. Busco un buen guionista para poder trabajar en su historia.
O.B.: Daniel Negatu, Ud. es un director experimental premiado. Su proyecto habla de un joven Etíope que tiene que volver a su país natal. ¿Podría explicarnos los premios que ha recibido y presentarse?
D.N.: Empecé a hacer cine hace 4 o 5 años, siendo el cofundador y manager del proyecto Sudden Flowers. Esta iniciativa tiene como objetivo de ayudar a los huérfanos de sida con edad de 8 a 18 años. Los niños han sido traumatizados por la muerte de sus padres infectados por el virus del VIH. La idea de Sudden Flowers consiste en utilizar la fotografía y el vídeo como terapia psicosocial para ayudarles y animarles a compartir su historia a través de estos medios. Esto dio lugar a tres documentales. El primero se llama Fighting with Father y fue recompensado con un premio de la Universidad de Harvard, el Bridge Buider’s fellowship. Tuve que ir a Harvard para presentar mis películas. Los archivos fílmicos de Harvard han comprado una copia del documental y varias universidades lo difundieron. Después recibí un premio en un festival por otro cortometraje, I Witness. Algunas de mis películas han sido proyectadas también en el Festival internacional de Rotterdam, el Festival de los 3 Continentes de Nantes o en Paradiso, en Francia.
O.B.: ¿Y qué es su proyecto actual? Ya que cada uno de Uds. trabaja en un proyecto vinculado a este programa.
D.N.: Estoy en Cannes para presentar un largometraje de ficción. Lo llamo Autofocus. La historia son 24 horas de la vida de Sinichaw, un etíope de unos 30 años que tiene que volver a Etiopía después de haber vivido durante más de 20 años en el extranjero. Sale del aeropuerto de Addis-Abeba con solo una mochila y 500 dolores en el bolsillo y tiene que sobrevivir en una ciudad que abandonó 20 años atrás. Mi objetivo es el de explorar lo que significa ser de una ciudad en pleno desarrollo como lo es Addis-Abeba ahora, pero es también una historia que habla del enfrentamiento con el pasado, y de la aceptación de ese pasado. También se trata de identidad y de la necesidad de integrarse socialmente.
O.B.: Muchas gracias. Una pregunta más: fuera de este proyecto ¿tienen los jóvenes directores etíopes la oportunidad de trabajar juntos, quiero de decir de forma general?
D.N.: Intentamos mantener el contacto al máximo, pero me parece que nos gustaría trabajar más juntos aún. Conocía Hermon antes de participar en el programa, también tuve la oportunidad de trabajar con Adenech en algunos documentales, pero eso es todo. No colaboramos tanto como nos gustaría, pero nos encontramos de vez en cuando en algunos proyectos.
O.B.: ¿No hay una organización especial?
Y.N.: Hay algunas iniciativas. Jóvenes directores se juntan cada semana. También existen algunas escuelas. Podemos mencionar la Ethiopian Film Association (Asociación del Cine Etíope), una asociación de productores. Pero el cine es una nueva industria en Etiopía, no tiene nada que ver con aquí. Queda todavía mucho trabajo por cumplir, necesitamos contactos con directores internacionales, en los festivales. Estamos presentes a escala nacional, pero necesitamos más visibilidad a escala internacional.
O.B.: Me acuerdo haber sido miembro del jurado del Festival de Cine de Nairobi, hace unos 10 años. Había películas etíopes, no solo cortometrajes sino también largos. ¡El cine no es tan reciente en Etiopía!
Y.N.: Sí, el cine nació hace más de 50 años, pero todo fue parado por causa de los problemas políticos. El cine se ha desarrollado poco a poco, tenemos que recuperar el tiempo perdido.
O.B.: Entonces ¿son la Nueva Ola?
D.N.: Sí, somos la Nueva Ola (risas). Una nueva generación de directores. No hay celuloide ni laboratorios en Etiopía, tampoco hay cámaras de 35mm. Utilizamos sobre todo cámaras digitales para nuestras películas.
O.B.: ¿Tienen muchas posibilidades para proyectar sus películas en Etiopía? Quiero decir: ¿existen salas de cine? Y en este caso ¿hay una demanda para el cine etíope?
H.H.: Hay mucho público en Etiopía: 80 millones de habitantes que aman su idioma y las figuras simbólicas de su país. Además, hay una diáspora muy importante. Podemos difundir también nuestras películas para los etíopes que viven en el extranjero. Sí, hay un mercado.
O.B.: ¿Y qué pasa con las salas de cine? Porque en hay muchos países de África que ya no tienen salas de cine…
H.H.: Nosotros tenemos salas. Y las salas prefieren exhibir películas locales que producciones internacionales. Esto está muy bien para nosotros.
A.A.: Hace apenas dos o tres años, solo nos ayudaba el gobierno. Ahora los inversores también se interesan por la industria cinematográfica y han abierto cuatro o cinco salas de cine donde podemos proyectar nuestras películas.
O.B.: Hay un festival de cine importante en Addis-Abeba. ¿Suelen encontrarse allí y trabajar juntos? o ¿o solo son proyecciones de películas?
H.A.G.: Todo es nuevo en Etiopía, esto es solo el comienzo. Todavía estamos muy limitados, incluso en términos de calidad de las películas. Todavía queda mucho trabajo.
O.B.: Existe también una escuela de cine llamada Blue Nile y dirigida por Haïlé Bir y Ud. se licenció en esta escuela. ¿Cómo ha sido?
H.A.G.: Ha sido muy interesante. No se estudia realmente, más bien se experimenta. Producimos cortometrajes, empezando con películas de 30 segundos y terminando con películas de 8 minutos. Es una formación práctica. Abraham Haïlé es un maravilloso director de fotografía con el cual he aprendido mucho. La escuela trae a directores extranjeros para participar con ponencias. La formación solo dura un año y tenemos que aprender todo en este corto plazo. Por eso es principalmente práctica. Es una escuela muy buena. Hay formaciones de dirección, escritura de guión, dirección de fotografía y montaje. La escuela acoge un máximo de 30 personas por año, en total, incluyendo a todos los departamentos. Puedo decir que estoy aquí hoy gracias a Blue Nile. No sabía nada de dirección de cine antes.
O.B.: ¿Abraham sigue trabajando allí? ¿Todavía está comprometido con el proyecto?
H.A.G.: Sí, y organiza también un festival que se llama Colour of the Nile y que es un buen trampolín para los directores.
O.B.: Le hice una entrevista aquí, en Cannes, en 2010. Era el director de fotografía de Mahamat-Saleh Haroun. ¿Ud. piensa que sus obras tienen algo que ver la una con la otra? ¿Una tendencia en su manera de filmar y en las temáticas que Uds. abordan?
Organización: Estamos enfocados en el programa: la película de Daniel trata de la inmigración y las chicas están más bien interesadas por problemas de mujeres. Hay puntos en común pero en general los proyectos son muy distintos.
A.A.: No podemos ignorar los problemas de nuestro país. Hemos nacido allí, hemos crecido con estos problemas. Entonces como directores, tendemos a hablar de estos problemas. Es nuestro deber. Nos inspiramos en nuestras propias vidas, tal vez podemos llamar esto una tendencia.
D.A.: Venimos de universos muy distintos y nuestra manera de dirigir es distinta. Cada uno tiene su propio método. Nuestra meta común aquí, pero es una meta que también compartimos con otros cineastas etíopes, es de contar historias positivas. No todo es sequías y malas noticias en Etiopía. El papel de los cineastas es de equilibrar esta imagen y de mostrar lo que es bueno y positivo en Etiopía.
Organización: Cada director aquí tiene su propio estilo y su propia manera de contar historias. Son todos diferentes. Pueden abordar temas similares pero la manera de desarrollar las historias y de filmar es muy distinta de un director a otro. Es apasionante de ver que una persona no realiza el mismo tipo de plano o no utiliza la misma cámara. Tienen diferentes enfoques para hacer cine, y cada uno desarrolla su propio estilo.
O.B.: Aunque hablen de los problemas de su país, sus proyectos parecen llenos de esperanza. Esto también forma parte del rol o de la función del cine en Etiopía. Daniel, ¿qué quiere hacer después en su carrera de cineasta?
D.N.: Quiero seguir siendo una voz positiva para Etiopía y para el resto de África. Hemos crecido con muchas historias, nuestros abuelos nos han contado muchas historias positivas. Y me parece que el cine es una extensión natural de ellas. Queremos ponerlas en imágenes. Es mi mayor inspiración y mi mayor reto como director africano.
A.A.: Yo tengo la responsabilidad de ayudar mi comunidad a evolucionar. Es mi papel de contar al planeta lo que pasa en mi país. Soy la única que puede contar su propia historia. Nadie más lo puede. Es una magnífica oportunidad. Y como mujeres africanas también tenemos responsabilidades. Es nuestro deber narrar estas historias, somos nosotras quienes pueden hacer evolucionar las cosas.
H.A.G.: Yo hago un cine más personal. En el futuro me gustaría contar mis propias historias. Y tal vez la gente entenderá o aprenderá algo con estas historias. Quiero mostrar mi manera de ver el mundo.

Traducción: Marion Berger
asociación con www.africaescine.es///Article N° : 12358

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